
Pues bien, antes no era un niñito lo que se escondía, sino un dulce o un haba que se colocaba dentro del pan y se cree que representaba el “esconder” al niño dios para protegerlo de Herodes, el problema era que muchos se tragaban el dulce o el haba y ahí se terminaba toda la tradición por lo que se empezaron a colocar niñitos de pasta, porcelana o plástico.
Por otro lado, su significado tiene que ver con los ritos que se desarrollan después del nacimiento de un niño y así quien encuentra al niñito o a los niñitos (porque ahora suelen ser varios), se convierten en padrinos o madrinas y tienen la obligación de hacer una cena con tamales, chocolate o atole en 2 de febrero y de invitar a todos los que también compartieron la rosca.
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